Con Chile como anfitrión de la edición 2025 de la Copa Mundial Sub-20, analizamos el estado del fútbol juvenil en el país.
Más que un simple eslogan, “Legends in the Making” es como la FIFA describe a la Copa Mundial Sub-20. Desde Lionel Messi hasta Erling Haaland, este torneo ha sido el escenario donde las futuras estrellas se presentan al mundo, los ojeadores buscan al próximo fenómeno y las carreras pueden transformarse en cuestión de semanas. Este año, todos los focos estarán sobre Chile, que por primera vez en la historia recibe el torneo como anfitrión.
A la altura de la Generación Dorada
Para entender el presente del fútbol chileno, hay que mirar hacia atrás. La selección Sub-20 de 2007, con nombres como Alexis Sánchez, Arturo Vidal, Gary Medel y Mauricio Isla, fue mucho más que una promesa juvenil. Alcanzaron el tercer lugar en aquel Mundial Sub-20, y varios de sus referentes se convirtieron en pilares de la selección absoluta que marcaría una era. Ese grupo no solo simbolizó potencial: lo cumplió.
Las notables participaciones de La Roja en los Mundiales de 2010 y 2014 fueron seguidas por el punto más alto: la conquista de dos Copas América consecutivas en 2015 y 2016. Fue la culminación de años de desarrollo. Pero a medida que esa generación se ha ido apagando, aún no surge un recambio claro.
Es cierto: fue una generación dorada en todo sentido, la mejor que Chile ha producido. Pretender que ese nivel de talento se repitiera sin pausa quizá era poco realista. Nunca antes el país había exportado un volumen tan alto de futbolistas de élite al mismo tiempo, muchos de los cuales no solo llegaron a Europa, sino que triunfaron allí.
Aún así, el contraste es evidente. En 2016, 13 de los 23 convocados a la selección campeona de la Copa América jugaban en las cinco grandes ligas europeas, desde el Barcelona hasta el Bayern Múnich. Hoy, en la nómina más reciente, solo Guillermo Maripán (Torino) y Gabriel Suazo (Sevilla) cumplen ese requisito. El resto milita en clubes de Brasil, México o en equipos europeos de segundo orden.
Cabe destacar que, con Chile ya fuera de la lucha por clasificar al Mundial, la última nómina tuvo un enfoque más experimental y juvenil. Sin embargo, al observar el panorama general, apenas Alexis Sánchez, ya con 36 años, y Francisco Sierralta (Auxerre) acompañan a ese grupo en Europa. La comparación sigue siendo válida y subraya cuánto ha cambiado el escenario en menos de una década.
Analizando las causas
Las razones del declive son múltiples, tanto estructurales como culturales. A diferencia de países vecinos como Argentina o Uruguay, en Chile el fútbol no parece tener la misma centralidad obsesiva en la vida cotidiana. Esa entrega total al juego, tan visible en la manera en que los jóvenes se forman y compiten en otras latitudes, parece menos arraigada.
En lo sistémico, persisten problemas históricos: falta de inversión en infraestructura juvenil, modelos de desarrollo desactualizados y ausencia de caminos claros de detección hacia Europa. Incluso cuando surgen talentos, quedan dudas sobre su mentalidad: destacan en la liga local, pero pocos muestran la madurez o ambición necesarias para dar el salto al siguiente nivel.
Los datos lo confirman. En el año previo al torneo, solo dos futbolistas Sub-23 de la liga chilena pasaron directamente a un club de las cinco grandes ligas europeas, según Transfermarkt: el portero Thomas Gillier (Bologna, cedido al CF Montréal) y el defensor Matías Pérez (Curicó Unido → Lecce).
Por el contrario, Argentina logró que 17 jugadores Sub-23 se trasladaran a las ligas europeas de élite en el mismo periodo, sin contar aquellos que fueron a destinos secundarios como la MLS, Arabia Saudita o Rusia. Incluso países con poblaciones e infraestructuras más pequeñas, como Uruguay y Ecuador, continúan superando a Chile en la exportación de talento joven. Es una señal clara de que, aunque existan jugadores prometedores, los caminos hacia la relevancia global están bloqueados, fragmentados o apenas visibles.
Las actuaciones internacionales, a menudo el terreno donde los ojeadores globales prestan verdadera atención, tampoco han favorecido a Chile. La selección absoluta no se clasifica para un Mundial desde 2014, un descenso notable para un equipo que alguna vez estuvo entre la élite sudamericana.
En categorías juveniles, los resultados han sido mixtos. Tras cuatro eliminaciones consecutivas en la fase de grupos, la Sub-20 finalmente alcanzó la fase final del Sudamericano 2025, terminando en sexto lugar. La Sub-17 ha mostrado más potencial, ocupando el cuarto puesto en 2025 y el sexto en 2023, tras un breve periodo de éxito como subcampeona en 2017 y 2019.
Pero el patrón es claro: las promesas mostradas a nivel Sub-17 rara vez se traducen en progresos en la Sub-20, y mucho menos en éxitos a nivel de la selección absoluta. El puente de desarrollo que debería guiar a los talentos más destacados a través de cada etapa del camino con frecuencia se colapsa antes de que lleguen a la meta.
Iván Román: ¿Líder del renacer o excepción a la regla?
Incluso los talentos más prometedores de Chile a menudo terminan siendo dirigidos hacia mercados secundarios en lugar de las principales ligas europeas. El defensor Iván Román, uno de los jóvenes prospectos más destacados del país, firmó con Atlético Mineiro en febrero, un movimiento que refleja su potencial, pero también la percepción cambiante sobre los futbolistas chilenos exportados.
Al analizar sus videos en Hudl Wyscout, lo que más destaca de Iván Román es su tranquilidad bajo presión y su estilo proactivo en situaciones defensivas. A pesar de tener solo 19 años, Román ya juega a nivel profesional en un nivel que pocos futbolistas chilenos de su edad han alcanzado. En 2024 acaparó titulares al convertirse en el chileno más joven en anotar en la CONMEBOL Libertadores, marcando el gol de la victoria para Palestino contra Portuguesa con apenas 17 años. Esa exposición temprana al fútbol continental de alto nivel aceleró su desarrollo, y los números lo respaldan.
Desde su llegada a Atlético Mineiro a comienzos de 2025, Román ha sido titular regularmente en la primera división de Brasil y en la CONMEBOL Sudamericana. Según Wyscout, se ubica primero entre los defensores centrales del Brasileirão 2025 en duelos defensivos por 90 minutos, lo que evidencia su papel activo en interrumpir ataques y tomar el control del juego. Ese nivel de rendimiento le valió merecidamente su debut con la selección absoluta de La Roja frente a Brasil este mismo mes.
Entre sus compañeros de la Sub-20, Román es considerado una excepción: un jugador no solo con potencial, sino con posibilidades reales de convertirse en un referente de La Roja en los próximos años.
En ciclos anteriores, un jugador con el perfil de Román probablemente habría sido fichado por un club europeo interesado en invertir temprano. Hoy, ese primer salto suele darse hacia ligas como la brasileña Serie A o la Liga MX, entornos que ofrecen buena competencia pero menor visibilidad global. Estos mercados pueden considerarse escalones para el talento sudamericano, pero para muchos futbolistas chilenos, cada vez más se perciben como techos limitantes.
Figuras destacadas de la Sub-20 chilena
Aunque Iván Román es ampliamente considerado un prospecto a largo plazo para la selección absoluta, no formará parte de este Mundial Sub-20. Sin embargo, incluso sin él, el equipo cuenta con varios jugadores que comienzan a llamar la atención, tanto por su desempeño a nivel juvenil como por su claro potencial para consolidarse.
Juan Francisco Rossel, producto de la Universidad Católica desde los cuatro años, capitaneó a Chile en el Sudamericano Sub-20 2025, liderando al equipo con cinco goles en nueve partidos y terminando como máximo goleador. También destacó en la Copa Mitad del Mundo 2023, otro torneo clave incluido en el Wyscout’s Youth Pack que utilizan los scouts para seguir el desarrollo de los talentos emergentes. Aunque los goles han sido más escasos en el primer equipo de Católica, la resiliencia y madurez de Rossel siguen siendo evidentes, incluso frente a los contratiempos.
Al observar a Rossel en Wyscout, su juego combina movimientos precisos, posicionamiento inteligente y buen juego asociativo, convirtiéndolo en un delantero moderno completo. Si mantiene esta trayectoria, está destinado a convertirse en uno de los talentos ofensivos más prometedores de Chile en los últimos años.
Matías Pérez es considerado, junto a Iván Román, uno de los defensores más prometedores que Chile ha producido en los últimos años. Alto, de buen alcance y seguro con el balón, juega principalmente como central, aunque también se siente cómodo como lateral cuando es necesario.
Actualmente en la plantilla de Lecce en la Serie A, aún no ha debutado con el primer equipo, pero su perfil destaca: cómodo al avanzar con el balón hacia el mediocampo, rápido en el desplazamiento y capaz de recuperar posiciones en transición. Para los scouts que siguen este Mundial Sub-20, Pérez ofrece una valiosa combinación de herramientas físicas y confianza técnica: un defensor moderno con potencial para desempeñarse en múltiples roles.
Por ello, para los jóvenes prospectos chilenos, este torneo representa más que una plataforma: es un verdadero banco de pruebas. La plantilla contiene talento, pero convertir ese potencial en éxito a largo plazo sigue siendo un desafío constante, lo que hace que la visibilidad sea aún más importante.
Lo que ocurra después de que se apaguen los reflectores determinará si este torneo impulsa un progreso significativo o simplemente evidencia cuánto camino queda por recorrer.
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